viernes, 29 de enero de 2010

canto versos

Si pienso en algo para decir
si pienso en alguien por quíen vivir
si casi nada se tiene en pié
y este segundo ya se nos fué
si en la mirada dura un fulgór
atravesando tanto dolór
yo canto versos de mi sentir
y los condeno a sobrevivir.

Donde parece el sol no alumbrar
donde se muere de soledad
en lo más hondo de esta quietud
donde ocultó la sangre la luz
donde agoniza un ángel guardián
y se nos pudre el agua y el pan
yo canto versos del corazón
y los enciendo en una canción.

Canto, canto
tan débil soy que cantar es mi mano alzada
y fuerte canto, canto
que más hacer
en esta tierra incendiada sino cantar.

En lo invisible de una ciudad
donde se ocultan odio y verdad
donde las bocas de un nene gris
corren sonámbula tras de mí
la infortunada noche que un dios
arrepentido nos olvidó
yo canto versos de furia y fé
pa’ que me ayuden
a estar de pie.

Canto, canto
tan debíl soy que cantar es mi mano alzada
y fuerte canto, canto
que más hacer
en esta tierra incendiada sino cantar.

Canto, canto
tan débil soy que cantar es mi mano alzada
y fuerte canto, canto
que más hacer
con palabras deshabitadas sino cantar.

Jorge Fandermole

lunes, 25 de enero de 2010

barco quieto

La melancolía inicial de esta poesía de M. E. Walsh se corre luego, como un telón, para dejarme pensando qué hay detrás de la rutina, de los futuros inciertos, de los momentos duros. Es una canción que me hizo acordar a los instantes en que sale el sol luego de la tormenta, al abrazo después de la discusión, a la magia de la mesa reunida, al ritual de estar juntos. Parece que a veces hay que tener paciencia. Otras veces hay que sacarse los lentes negros, y dejar que los rayos de luz te peguen en la cara, para abrir los ojos.

Abajo, la interpretación maravillosa y emocionada de Teresa Parodi, el sábado pasado en Cosquín.

No te vayas te lo pido
De esta casa nuestra donde hemos vivido
Qué nostalgia te puede llevar
Si de la ventana no vemos el mar
Y afuera llora la ciudad tanta soledad

Todo pasa todo cansa
Y uno se arrepiente de estar en su casa
Y de pronto se asoma a un rincón
A mirar con lástima su corazón
Y afuera llora la ciudad tanta soledad

No te vayas, quédate
Que ya estamos de vuelta de todo
Y esta casa es nuestro modo de ser

Tantas charlas tanta vida
Tanto anochecer con olor a comida
Son una eternidad familiar
Que en un solo día no puede cambiar
Y afuera llora la ciudad tanta soledad

Estos muros estas puertas
No son de mentira son el alma nuestra
Barco quieto morada interior
Que viviendo hicimos igual que el amor
Y afuera llora la ciudad tanta soledad

No te vayas, quédate
Que ya estamos de vuelta de todo
Y esta casa es nuestro modo de ser


lunes, 18 de enero de 2010

notemetas


-Atención -repitió Ele-. ¿Sabes? Me doy cuenta de que nuestro gran defecto es no poner atención.
-No te distraigas, Ele. Sigue tu cuento.
-Es mi cuento. No le ponemos atención a los demás. No nos ponemos atención a nosotros mismos. Dejamos que las cosas pasen, sucedan, como el viento, a la vera de los otros, ¿a poco no?

De "Adán en Edén", Carlos Fuentes, 2009.