viernes, 20 de marzo de 2009

los unos y los otros

Me siento relativa, dividida. Defraudada, en cierto punto. Desidentificada. ¿Existe esa palabra? Exista o no, hoy habla de mi.

Unos y otros, discursos sordos, palabras sin anclaje, sin pasado. Unos y otros, todo en función del propio ombligo, incapaces de avanzar medio paso. Otros más, agarrándose de cualquier falla del de enfrente para decir, aquí estamos, somos mejores, sin que a nadie se le ocurra o le quiera dedicar dos minutos al bosque que existe y espera, invisible, sin voz, detrás del árbol.

Leí soberbia, escuché arrogarse la esencia nacional, presencié hipocresías, me contaron medias verdades. Pero aquí estoy, enojada, desanudando lugares comunes y frasecitas prefabricadas, políticamente correctas.

Me pregunto siempre qué diría mi viejo, qué estaría haciendo en estos tiempos. Los otros días ví en you tube un comercial de la electrónica Apple que me recordó tanto a él. Una bromita que le hago desde este lado, recordándolo con una publicidad, derivación paradigmática, si las hay, del sistema capitalista. Pero como el desafío es cuestionar los blancos y negros, la seguridad de los slóganes fáciles, que lo dejan a uno tan guarnecido, solo en apariencia, digo sí, este comercial es brillante, y sirve para recordarlo. Habla de él también.

Lo cierto es que la pieza publicitaria en cuestión se titula “Think different”, y nos recuerda un poco la pacatería del ser humano y su época, que en cada época tildó de locos, revolucionarios, herejes, ilusos, a gente que pensaba distinto, nomás. Sujetos, que los “normales”, años, con suerte, o siglos después, nos dimos cuenta que eran iluminados, esclarecidos, que se habían adelantado a su tiempo con lo que proponían, y que por eso se murieron así, incomprendidos, fuera del sistema. A algunos los mataron. Otros afortunadamente pudieron ser ancianos testigos del reconocimiento que el mundo decidió otorgarles.

Entonces, así es que el comercial habla de Einstein, de Martin Luther King, de Neruda, de Marie Curie y otros tantos extraordinarios. Einstein, que para la institución escolar a la que asistía como niño iba a ser un fracasado. Luther King, que pensaba que todos los hombres éramos iguales, por el sólo hecho de ser hombres. Iguales, por ser cada uno único e irrepetible. La diferencia es la que nos iguala, dijo una filósofa. 50 años después, su país está gobernado por una persona de su mismo origen racial. Cuando a él lo mataron, una persona de piel blanca y otra de piel negra no podían ni compartir un asiento de colectivo.

A mi se me ocurre en seguida pensar en Jesús, que predicaba la fe a partir del amor, la humildad, la solidaridad, el ejemplo. Que sacó el dinero fuera del templo, que no le hubiera molestado tener un poquito menos para que todos pudieran tener algo.

Y mi viejo.... Hasta yo me reía cuando discutíamos, de algunas de sus ideas. Claro, seguro que yo estoy más cerca del lado de los miopes. El gordo, en plena fiesta sojera, con esa actitud mesurada que lo caracterizaba -la justicia es el justo medio, dijo otro filósofo- decía que tuviéramos cuidado, que había que proteger la tierra, que aprovecháramos la rentabilidad que proveía la soja -un cultivo maravilloso, decía- pero que no secáramos el suelo. Les recordaba a todos, en pleno banquete exportador, que en el país de las vacas gordas todavía quedaban millones de chicos con hambre. Que eso no podía ser. Y tenía propuestas, para que todos pudieran ganar, para que nadie fuera expoliado, y para que nadie pasara hambre. Porque además era un buen técnico, sabía de lo que hablaba, y proponía soluciones, válidas o no, ante el mar de quejas. Le ponía el cuerpo a la cosa, y se quedaba siempre afuera de la torta. Indefectiblemente.

Y creo que así se murió, de tanto poner el cuerpo. En su propia batalla, se murió. Con la paz de los que no tienen nada de que arrepentirse o avergonzarse. De quien dice lo que piensa y hace lo que dice. Esa es la única forma de la paz?, me preguntaron. No lo se, fue la suya. Leí una vez en un cuento que cuando alguien se muere, recibe al partir todo lo que en su vida dio.

Ahí entendí todo.

3 comentarios:

lidia dijo...

OJOS BIEN ABIERTOS
Las palabras siempre tiene pasado, porque el lenguaje nos constituye; el asunto es bucear en nuestra subjetividad para hacernos cargo. Creo que eso es lo que sucede que nadie se hace cargo , existe una masificación irracional , nadie medita sobre lo que hecha a rodar. Parar la pelota lo podía hacer "el gordo" no cualquiera. Con respecto a lo de dividida:somo sujetos divididos , lo cual nos da angustía .lo bueno es no paralizarnos, sino crear.Tu mensaje es una respuesta a tu creatividad, a tu amor de hija. Me pregunté continuamente sobre el mensaje del GORDO , le hubiera alcanzado el tiempo para estar en tantos lados ,pero está en el cprazón de quienes supimos querelos. Besos

Any Lardone dijo...

SOFI, evidentemente la defensa de una idea, sostenerla y luchar contra ataques sinsentido, es uno de los caminos. Y lo que hoy el mundo está optando es el desacuerdo, y el choque, la guerra de los discursos, la guerra no sólo del que más tiene sino del que más quiere, la guerra de poderes. Me hubiera encantado conocerlo a tu viejo! Vos decís que se fue, pero yo creo que dentro tuyo sigue bastante vivo!

Anónimo dijo...

EXCELENTE, ME IMPRESIONO SU PLUMA, SU REFLEXION, ESE CALARA TAN PROFUNDO.
GRACIAS POR PERMITIRME HABERLA DESCUBIERTO EN INTERNET, PARA ALGO SIRVE LA GLOBALIZACION.
ATTE.
DAVID PUJOL
djpujol@yahoo.com.ar